Rabbeinu contó una parábola relacionada con la necesidad de servir a Di-s con sacrificio personal, incluso si uno parece estar loco para el resto del mundo. Como dijeron nuestros rabinos de bendita memoria, en el versículo “A los que se apartan del mal se les considera locos” (Isaías 59:15), aquel que quiere apartarse del mal parece loco.
Una vez, cierto Rey soñó que todo el grano que crecía en su país se echaba a perder y que quienquiera que comiera de él se volvería loco, Di-s prohíba. Se reunió en consejo con el virrey (el segundo del rey) sobre qué hacer. El virrey le advirtió que no había otra opción, que estaban obligados a comer el grano contaminado. Su razón era que sería imposible recolectar buen grano para todo el país, y recolectar solo para ellos mismos, si tan solo fueran ellos los que comieran el grano bueno y saludable, entonces parecerían locos a los ojos de la gente de la tierra, porque serían diferentes de todas las personas de la tierra. Por lo tanto, no había otra opción que no fuera comer el grano contaminado. Pero dijo: "Haremos alguna señal por nosotros mismos para que sepamos que estamos locos".
El Rey no estuvo de acuerdo con él en absoluto y respondió a su afirmación, diciendo: “Y si la gente de la tierra se vuelve loca, ¿nosotros también deberíamos de volvernos locos como ellos? ¿Y hacer una locura como esta, comer del grano que causa la locura? ¡No y no! Recogeremos del grano bueno y lo comeremos. Y si parecemos locos a los ojos del resto del país, ¿y qué?, ¿para que comamos del grano que causa locura?
Y es así al servir a Di-s, si la gente de la tierra no se comporta como es debido, y persiguen el honor y la riqueza imaginarios, y no piensan en sus días y años que se van volando y pasan con vanidad y nada, debemos actuar como ellos? ¡No y no! Más bien, recogeremos para nosotros el grano bueno, que es la Torá (aprender la Ley Divina) y la oración, a fin de que tengamos poder y fuerza para hacer frente a sus prácticas locas.
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